Un líder, ¿nace o se hace?
Quiero dedicar este artículo al continuo debate de si un líder nace con las cualidades que lo definen, o por el contrario las adquiere por un número determinado de razones, y espero que al final del mismo seas capaz de formar tu propia opinión acerca del tema.
Cuando hablamos de líder, hablamos de una persona capaz de guiar a su equipo de trabajo a alcanzar metas establecidas, en el menor tiempo posible y con la mayor cantidad de resultados positivos, alguien que reboza influencia, dejando un legado más allá de su propia existencia, que cumple un propósito que sirve para impulsar y guiar a otros a recorrer su camino, inspirándolos desde un liderazgo congruente.
Suena idílico, pero es real y podemos observarlo a lo largo de la historia en personas que han alcanzado el éxito. Ahora bien, ¿es que esta persona nace con dichas cualidades, sea por pura suerte o por genética? La opinión de algunos es que un líder nace, aunque a veces no desarrolle sus capacidades y estas sean desperdiciadas, alguien con habilidades latentes pero que por cosas de la vida no se ve en la necesidad de usarlas o desarrollarlas para alcanzar sus objetivos y por lo tanto pasa desapercibido.
Pero una pregunta muy interesante es ¿estamos todos en la capacidad de ser líderes? O ¿solamente unos cuantos “iluminados” tienen la capacidad? Mientras unos apoyan la idea de un líder que nace otros afirman que personas con la vocación de servir buscan la forma de mejorar, de convertirse en líderes, para ofrecer guía y herramientas de crecimiento a alguien más. Y ¿no es eso lo que significa ser un coach? Un escultor que a través del coaching ayuda a otros a descubrir y desarrollar su máximo potencial y un coachee que decide en un momento de su vida legar más allá de lo que había esperado de si, y si de verdad es apasionado, en un futuro buscará hacer lo mismo por alguien más.
Espero que estás reflexiones te ayuden a desarrollar tu propia opinión acerca de esta temática tan interesante, y recuerda que la característica base del liderazgo es la energía y pasión por el trabajo que lo motivan a desarrollar su máximo potencial.